Perdió millones en una pésima película de coches y contribuyó al colapso de la economía mundial.
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¿Recuerdas los años 2000, cuando la cultura automovilística underground estaba teniendo su momento? Fue la década de The Fast and the Furious, Torque y Driven… Hombre, ¿recuerdas Driven? Ojalá no la recordara. Todavía veo esa tapa de alcantarilla voladora cuando cierro los ojos por la noche.
Pero si Driven era mala, Redline fue peor. Y no solo fue una pieza de cine espectacularmente mala, sino que además tuvo la particularidad de estar financiada por uno de los artífices de la crisis financiera de 2008: Daniel Sadek, el propietario de Quick Loan Funding.
Puede que Sadek no sea el único aspirante de Hollywood que haya perdido 18 millones de dólares haciendo una película de 26 millones, pero es el único en haber destruido tanto un Porsche Carrera GT como un Ferrari Enzo en el proceso. Bueno, técnicamente fue Eddie Griffin quien acabó con el Enzo, pero ¿quién lo va a contar, en serio? Desde luego no quienes concedían préstamos NINJA en los años previos a la Gran Recesión.
El reparto de segunda fila de Redline podría haber dado lugar a una entretenida película de carreras si alguien con un mínimo de criterio hubiera estado al mando, pero está claro que no fue así. Desde la trama enrevesada hasta el papel principal escrito únicamente para la novia de Sadek, todo ello debería haber hecho sonar suficientes alarmas como para que el equipo de producción saliera corriendo en sentido contrario. Pero el dinero de Sadek era bueno —al menos al principio— y su negocio de préstamos estaba en pleno auge.
¿Qué podría salir mal? Resultó que la respuesta es "prácticamente todo".
No fueron solo los dos supercoches destrozados los que lo provocaron (el Carrera GT se estrelló durante el rodaje; Eddie destrozó el Enzo en un evento promocional), pero desde luego no ayudaron a un proyecto que ya iba por encima del presupuesto.
Y por si crees que estamos siendo sensacionalistas con lo de la crisis financiera, la compañía de Sadek tenía en sus archivos casi 4.000 millones de dólares en préstamos subprime cuando estalló la burbuja. Incluso apareció en la lista de Vanity Fair de los 100 culpables de la crisis de 2008. Eso sí, solo ocupó el puesto 86, pero su agresiva búsqueda de prestatarios no calificados le valió el apodo de "Predator Zero".
Estaba tan excesivamente apalancado por financiar la película que no pudo hacer frente al torrente de impagos, y finalmente le costó su empresa.
Si quieres la historia completa, mira nuestro vídeo incrustado en la parte superior. Es todo un viaje.
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