
Lamborghini sabe que extrañas el Diablo, pero no puede volver atrás.
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Así que echas de menos el Diablo. Yo también. En un momento tuve uno en la pared, junto a un par de Vipers, un póster de Ferris Bueller y, dependiendo de lo abarrotada que estuviera, al menos un póster de Boondock Saint. Si eres de la Generación X o un millennial mayor, quizá lo entiendas. Y si eres un miembro adinerado de cualquiera de esos grupos, quizá esperes hacerte con una máquina de alto rendimiento digna de póster propia. ¿Dónde está, entonces, el equivalente actual?
Pues nos sentamos con el director de tecnología de Lamborghini, Rouven Mohr, y con el jefe de diseño, Mitja Borket, y les preguntamos exactamente eso. ¿Su respuesta? Sencilla. Está justo ahí en el concesionario.
“A veces hay ese tipo de discusión en el mundo del automóvil de que la nueva tecnología es mala y es aburrida. Lo antiguo es guay y emocionante. Para ser honestos, eso no es cierto,” dijo Mohr.
Los supercoches emblemáticos de los años 80 y 90 pueden parecer arcaicos y analógicos según los estándares actuales, pero en su época estaban a la vanguardia de la tecnología de rendimiento automovilístico.
“Cuando el Diablo era lo último, era como una nave espacial,” dijo Mohr. “Y nuestro trabajo es definir el siguiente nivel de naves espaciales.”
Eso no quiere decir que la nostalgia no tenga cabida en Lamborghini, ni que no se vaya a referenciar a las señales de diseño clásicas en sus automóviles modernos, pero debemos esperar que las cosas se inclinen más hacia el homenaje que hacia la recreación.
“Siempre disfruto mucho explicando nuestro lenguaje de diseño o los coches que hacemos como si fueran canciones, como la música de un artista que ahora cumple 62 años en la cima del negocio musical,” dijo Borket. “Porque me gusta la música, me gusta ir a ver un buen concierto, y siempre me gusta cuando hay la canción inicial que va creando el ambiente, y luego viene la segunda canción. Entonces, con la tercera canción, el ambiente cambia. Así que hay una construcción constante de un espectáculo hasta un clímax al final, y te vas a casa y dices: ‘Vaya, qué buen concierto.'”
“Pero yo siempre estoy tocando una canción que es diferente a la que tocaste antes,” dijo Borket. “Porque los artistas que están constantemente tocando lo mismo, quizá duran dos canciones o cinco canciones o siete canciones, y luego se van, pasan a la historia. A mí me gustan los artistas que duran décadas.”
“Soy un chico de los ochenta,” continuó Borket. “Mi grupo es Depeche Mode. Así que Depeche Mode es para mí una banda que mantuvo su ADN durante 40 años, pero que siempre hizo la nueva interpretación. Eran como una constante renovación, pero siempre se estaban redefiniendo a sí mismos.”
Mohr y Borket creen que el Fenomeno encarna esta filosofía.
“Esos coches antiguos, esas cosas antiguas, representaban la cima de la tecnología de aquel día,” dijo Mohr. “Y por eso las cosas que queremos apreciar de ellos, necesitamos que los coches actuales estén buscando esa cima para que dentro de 50 años podamos mirar atrás y apreciar lo que fueron.”
“Incluso si a mí me gusta lo antiguo en lo privado, y también tengo muchos coches antiguos, la tecnología progresa y el mundo también,” dijo Mohr. “Es un terreno de juego en el que en este momento jugamos en el 1%, quizás menos, no lo sé.”
“Pero confía en los ingenieros,” dijo, “y habrá cosas realmente chulas.”
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