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Europa reemplaza su prohibición de combustión de 2035 por un objetivo de emisiones del 90% y nuevas flexibilidades
hace 7 horas
por Stephen Rivers
La UE permitirá coches con motores de combustión interna (ICE) e híbridos más allá de 2035 bajo las nuevas reglas.
Los fabricantes podrán compensar emisiones usando combustibles y acero verde.
Ahora no existe una fecha de finalización formal para la venta de coches de combustión.
El gran plan de Europa para acabar con la combustión interna en 2035 siempre pareció un plazo inamovible tallado en la normativa. Ahora eso se ha acabado, ya que la Unión Europea está reculando respecto a ese objetivo. La Comisión Europea acaba de presentar una revisión importante de su normativa automovilística, y añade mucha más flexibilidad de cara al futuro.
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En lugar de exigir una reducción del 100 por ciento en las emisiones de CO₂ en el escape respecto a los niveles de 2021, los fabricantes de automóviles ahora deberán lograr una reducción del 90 por ciento a partir de 2035. Ese 10 por ciento restante podrá ser compensado utilizando una mezcla de biocombustibles, e-combustibles (e-fuels) y créditos vinculados al uso de acero de bajo carbono producido dentro de la UE.
El paquete completo de la normativa automovilística, anunciado formalmente el 16 de diciembre, se presentará al Parlamento Europeo y al Consejo en 2026 para su revisión y aprobación formales.
¿Qué sucede después de 2035?
En la práctica, esto abre la puerta para que los coches de combustión pura, los microhíbridos, los híbridos enchufables y los vehículos con extensores de autonomía sigan existiendo junto a los vehículos eléctricos y los vehículos de hidrógeno. Es importante destacar que esta propuesta revisada no incluye una nueva fecha de caducidad para los motores de combustión.
Una vez alcanzado el objetivo del 90 por ciento, no existe un punto final legal estricto para la venta de vehículos con motor de combustión, siempre que los fabricantes puedan compensar sus emisiones mediante los mecanismos de compensación aprobados.
Los fabricantes también se beneficiarán de requisitos de 2030 flexibilizados, ya que los objetivos de emisiones ahora se promediarán en el período 2030-2032, ofreciendo a los fabricantes mayor flexibilidad similar al enfoque adoptado con los objetivos de 2025.
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De nuevo, todo esto llega tras la presión de líderes de la industria como BMW, VW, Mercedes, Renault y Stellantis. Incluso el CEO de Ford, Jim Farley, advirtió a la UE de que sus objetivos anteriores eran demasiado estrictos. Parece que las grandes empresas hicieron oír su voz.
Presión desde las altas esferas
La medida sigue a un año de reuniones de alto nivel entre funcionarios de la UE y la industria automovilística, parte de un “diálogo estratégico” más amplio destinado a reconstruir la confianza tras años de tensiones, muchas de ellas derivadas de las consecuencias del escándalo de emisiones diésel de VW.
Dicho esto, la UE no está abandonando la electrificación. La Comisión está redoblando los incentivos para coches eléctricos pequeños y asequibles fabricados en Europa, otorgándoles “supercréditos” que cuentan más a la hora del cumplimiento de emisiones por parte de los fabricantes.
Una nueva categoría de vehículo M1E también simplificará la normativa para los vehículos eléctricos (VE) de menos de 4,2 metros (13,7 pies) de longitud, facilitando que los gobiernos los apoyen con incentivos específicos.
Aligerando la carga
Para dar más estabilidad a los fabricantes, la Comisión también propone una congelación de 10 años en nuevas normativas de vehículos. Esa pausa podría reducir significativamente la complejidad del cumplimiento y ofrecer una planificación a largo plazo más clara para los ciclos de producto.
En resumen, la UE no está dando completamente marcha atrás, pero está cambiando la rigidez que antes tenía por un poco más de realismo. Los motores de combustión no desaparecerán tras 2035; simplemente se gestionarán con más rigor que en el pasado.
Junto con la actualización de la política, la Comisión está desplegando apoyo adicional para la producción europea de baterías, inversión en vehículos definidos por software y nuevos requisitos de contenido local para los VE. Estos pasos buscan mejorar la competitividad, especialmente ante la creciente presión de los fabricantes de automóviles chinos.
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